El primer
protozoo parasito fue visto en 1681 por Anthony Van Leeuwenhoek, en una muestra
de sus propias materias fecales correspondientes al flagelado Giardia. Este hallazgo no tuvo
trascendencia para la medicina en esa época y fue necesario que lo
redescubriera el patólogo checo Vilem Lambl en 1859 quien vio el protozoo en
las muestras fecales gelatinosas de un niño. De este hallazgo el investigador hizo dos publicaciones e
ilustro los trofozoitos y quistes. Los comparo con renacuajos y les dio el
nombre de Cercomonas intestinalis.
En 1879 Grassi
encontró los mismos parasitos en ratones. En 1885 Blanchard observo parásitos
similares en renacuajos y los llamo Giardia
agilis, puesto en honor a Alfred Giard que nada tuvo que ver con el
parasito. En el mismo año Blanchard reconoció a Lambl como el descubridor y lo
denomina Lamblia intestilalis. Stiles
en 1915 junto los dos nombres y los llamo Giardia
lamblia (Botero, Restrepo;
2003).
Botero, Restrepo, “Parasitosis humanas” 4ª
edición, Fondo editorial CIB, Bogotá, 2003, pág. 63-69